Está claro que el 2021 para el venezolano y particularmente para el maestro trae una carga enorme de retos y desafíos, no sólo en lo personal, por lo demás obvio, sino indiscutiblemente en lo profesional. Allí se está librando batallas inimaginables para el ciudadano de a pie. Y es que en los últimos meses se ha generado una presión emocional como nunca antes lo había visto para un profesional. El epicentro: el aula de clases. La disyuntiva, entregar ese pequeño pero mágico espacio llamado aula o pelear por el. Si bien es cierto que nuestra diáspora, ya rondando en los cinco millones, no están en otras latitudes para realizar banquetes y festines, el arquitecto, el ingeniero, el contador, por citar sólo tres profesionales, están allí para generar un cambio en sus vidas. Cada uno con sus fortalezas y debilidades han emprendido un viaje forzado por una realidad agobiante y asfixiante. Sin embargo, el docente venezolano, quien ejerce su praxis profesional en un ámbito muy distin