Tomando en consideración el hecho de que la praxis de valores lleva implícitamente el sello del hogar, pues la familia es nuestra primera gran escuela, la preocupación va más allá de lo imaginable, hay intrínsecamente señales alarmantes de un mundo que vive de espaldas a los valores, ya sean estos sociales, humanistas, espirituales o políticos.
La realidad que percibimos de primera mano o a través de medios de comunicación o simplemente lo que observamos en la web, en todos hay un elemento en común, una variable indefinible e indescriptible que da cuenta de un deterioro abismal en la practica diaria de valores en niños, jóvenes y adultos.
No es cuestión de modernidad, ni de progreso o una evolución a per se de las sociedades, nada que ver, la ausencia de valores no puede taparse con esa excusa, estamos en los albores de un mundo casi apocalíptico en términos axiológicos y no se vislumbra alguna acción que genere una visión más optimista al respecto.
¿Qué podemos hacer? cualquier cosa es bienvenida, menos quedarnos de brazos cruzados. Personas de gran sapiencia siempre dicen que los pequeños detalles hacen la diferencia, allí pudiésemos dar nuestro primer gran paso, dar las gracias, saludar con amabilidad, no gritar, evitar las malas palabras, pero no sólo delante de los niños, mejor aún, evitar siempre el uso de lenguaje soez y vulgar, no mentir, no manipular, no engañar, no ofender, no adular...cada uno representa un pequeño paso, quizás muy pequeño, probablemente demasiado pequeño para la inmensidad de nuestro Planeta, pero necesario para nuestra subsistencia.
EL MUNDO NECESITA DETENERSE POR UN INSTANTE, RESPIRAR Y REFLEXIONAR....
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