Cada generación tiene unas características únicas y particulares que la definen, le la dan forma y peso social en el tiempo y espacio que le ha correspondido. Sin embargo, se hace necesario detenerse un momento para analizar y tratar de comprender esos rasgos distintivos de nuestra niñez y juventud.
El docente no puede imponer sus criterios y pensamientos sobre una generación que ya tiene los suyos, o al menos pretende tenerlos. Tendrá que aprender a conjuntar y entrelazar interés afines en los diferentes campos del saber. La música, por ejemplo, ha sido desde siempre un elemento definitorio en términos generacionales. También lo es la moda, la tecnología e incluso el léxico o "jerga" predominante en tal o cual generación.
La suma de todo esos elementos nos da la identidad generacional, no nos dice si es buena o mala, simplemente la define, eso sí, serán sus propias acciones lo que, en definitiva, marcará como sello indeleble su aporte a la historia y al crecimiento de la sociedad.
¿Hacia dónde van las generaciones que se abren paso hoy día? es difícil responder a tal planteamiento, lo que si hay es una preocupación generalizada, al menos en la sociedad venezolana, sobre el estatus que nuestros jóvenes tienen para enfrentar los retos y desafíos de un mundo cada vez más globalizado y tecnológico.
El docente de hoy tendrá que asumir la misión de ir con los tiempos, aunque el recorrido sea vertiginoso, toca asumir ese compromiso social y de vida, es nuestro deber como docentes enseñar a la generación actual a "respirar" y hacer pausas en medio de tanta modernidad, como bien lo dijo alguna vez Juan Pablo II..."joven, te hablo a ti, párate y reflexiona".
En lo particular, veo con preocupación una dicotomia predominante en la generación actual, por un lado, son extraordinarios para afrontar un desafío tecnológico pero, a la par, son asombrosamente disfuncionales para resolver un conflicto socio-afectivo. Que sea la historia misma quien se encargue de señalar los alcances de la generación actual, aunque el docente no podrá evadir su corresponsabilidad.
En lo particular, veo con preocupación una dicotomia predominante en la generación actual, por un lado, son extraordinarios para afrontar un desafío tecnológico pero, a la par, son asombrosamente disfuncionales para resolver un conflicto socio-afectivo. Que sea la historia misma quien se encargue de señalar los alcances de la generación actual, aunque el docente no podrá evadir su corresponsabilidad.
Comentarios
Publicar un comentario