Si observamos con detalle podemos percibir con claridad en cada sociedad rasgos indiscutibles para sentirse orgulloso de formar parte de ella pero también aspectos no tan agradables pero que por negarlo no van a desaparecer.
La sociedad venezolana siempre ha tenido en sus ciudadanos un rasgo indiscutible: el afecto, ese saludo de abrazo como si todos fuésemos una gran familia, sin embargo, si nos adentramos en ese submundo de valores y antivalores que nos día nosmueve como sociedad nos encontramos verdades muy difíciles de digerir. Por un lado, aquello que siempre nos caracterizó, nuestro ADN: la solidaridad, el respeto y esa generosidad tan típica de nuestro gentilicio han dado paso a la trampa, a la burla y la ira, señal clara de estar atravesando por lejos el momento más oscuro en la historia de nuestro país.
Pareciera que en Venezuela no hay familia para abrazarse, y las que quedan se aferran ferozmente a la vida para no extinguirse, queda un puñado de hombres y mujeres que cual "holocausto" intentan reflejar en su rostro una mueca de sonrisa. Se que esto no es para siempre, se que algún día Venezuela renacerá y en su génesis, en ese ADN venezolano volverá a florecer los valores que siempre nos han identificado. Por ahora a respirar profundo y con la mirada en alto a mantener intacta nuestra dignidad como individuo y como sociedad.
Queda en cada uno dar su granito de arena, ese aporte que marque la diferencia,
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